jueves, 24 de abril de 2008

Carta de Farael Ok-Sum (Introducción)

Día 34 de la Quinta Estación

Año 256 de la Era III

Rimsu, Farim, Nuevo Därlack


Querida mía, pese a que mi corazón sangra por ello, me veo obligado a sequir el camino que se nos ha impuesto. El tiempo corre en mi contra, y casi ha terminado todo, antes incluso de haber comenzado.


Hoy la tragedia ha visitado Rimsu, cuando, al despertar, encontramos la residencia de los Alanthir ardiendo en un infierno desolador. Todos temimos lo peor, yo aún más, pues sabía lo que se perdería.


Raennor Alanthir duerme ahora en mi cuarto, aún sin saber, creo, que su amado hermano ha fallecido, que ya no le quedan lazos de sangre en el mundo, excepto la de su hermano Zacharil, que Häel lo tenga en su gloria


Raennor habla en sueños, delira, pero respira con la fuerza prevista. Sanará, pero las heridas de su alma no curarán nunca, sólo se atenuarán con el tiempo pero, ¿quién puede querer más?. Muchos no habrían sobrevivido media noche sepultados bajo las ruinas ardientes de una casa, con el humo de Maldan atenazándote la garganta


Querida mía, solo esto podría demorar más nuestro encuentro, pero esto requiere de toda mi fuerza de voluntad. Hay que enseñarle pero, ¿cómo voy a hacer que sea lo que todos queremos que sea? Solo un milagro de Häel conseguirá que yo lo realice


El más profundo deseo de mi corazón es poderte ver, abrazarte, y ver la luz del día contigo, una luz propia que alejaría el Maldan de nosotros, liberando a la humanidad de la terrible y continua pesadilla de la sombra... Pero no puedo, al igual que, pese que mi corazón chille por ello, no podré seguir escribiéndote. Mi maestro me encomendó una misión, y por Häel que cumpliré mi promesa


Comenzaré un diario, para que, a nuestro encuentro, puedas leer mis vivencias. Entiéndeme, no puedo referir todo lo que quisiera decirte, pues si cayera en manos enemigas, pondría a Raennor, y a todas nuestras esperanzas en peligro. Y a ti. Esperaré unos días a que el muchacho se recupere, y entonces iniciaremos un viaje que no espero terminar. Ahora que los mecanismos en nuestra contra se han activado, cada sombra puede ser un balduk, o peor, un rac, que Rennar se los lleve para sí.


Amada mía, he de despedirme, aunque cada entrada de mi diario será un canto para tu oído, y tu mirada me arropará en la noche. Voy a ver a Raennor.


Te quiere;


Farael Ok-Sum, tu amado, hasta que Häel me lleve