Día 35 de la Quinta Estación
Año 256 de la Era III
Rimsu, Farim, Nuevo Därlack
El tiempo ha cambiado. Las nubes largo tiempo olvidadas han vuelto. Los lugareños miran el oscuro cielo y murmuran leyendas, leyendas antaño olvidadas, ahora recordadas con temor
No he salido de mi hogar desde el incendio. El temor a lo que ocurre cada vez es mayor. La gente común piensa que sólo es el tiempo lo que cambia, pero no recuerdan qué es lo que lo provocaba. La sombra se vuelve a cernir sobre nuestro mundo, y la gente únicamente piensa en lo que podría ser, han olvidado una herencia que se remonta a cuatro eras. En aquella era, la sombra inundón los dos Därlacks, pero, finalmente, la humanidad venció, dando paso a la primera Era. Nadie recuerda, y es algo que me pesa en el corazón, y a la vez me enfurece.
Por otro lado, también es un alivio, pues, si relacionaran todo lo que ocurre a nuestro alrededor, seguramente alguien habría perecido a manos de una horda de campesinos y artesanos enfurecidos. Gracias a Häel que no ha sido así.
Doy gracias a mi maestro por haberme enseñado a ver fuera de lo que alcanza la vista, pues sino sería uno más de los que sacuden la cabeza y miran a otro lugar.
El tiempo apremia, y lo primero y más acuciante a realizar, es alejar a Raennor de aquí. Llevarlo lejos es lo primero que he de hacer, pues aquí corre un peligro aún mayor. Aquí la gente lo conoce, y saben quién es. He tratado sus heridas, pero él solo me observa con ojos preñados de dolor. Creo que a veces quiere ir a su casa, y otras correr en dirección contraria hasta desfallecer.
He de darme prisa, o no habrá tiempo de hacer lo que se ha de hacer, y perder un tiempo precioso ahora es perder a la humanidad. Quiza los Nândin puedan ayudarnos, pues mi maestro no me refirió todo, y ellos son los eruditos de nuestra era. Hay que guiar a Raennor, pero muchas cosas ha de averiguarlas él. Gracias a Häel que no sabe quién es en realidad, o él mismo se quitaría la vida.
viernes, 25 de abril de 2008
Diario de Farael Ok-Sum (Introducción II)
El diario que tienes en tus manos es mi visión de la que fue la mayor misión jamás realizada en esta era o en las anteriores.
Todo lo referido en este diario es, fue, o milagrosamente será, absolutamente real. Sólo me resta decir que no todos mis actos reflejdos aqui son motivo de orgullo para mi. Hice una promesa, y la mantuve.
Ahora, el destino de Nuevo Därlack lo decidirá un único hombre, Raennor.
Esta es nuestra historia; de ello doy fe
Farael Ok-Sum
Todo lo referido en este diario es, fue, o milagrosamente será, absolutamente real. Sólo me resta decir que no todos mis actos reflejdos aqui son motivo de orgullo para mi. Hice una promesa, y la mantuve.
Ahora, el destino de Nuevo Därlack lo decidirá un único hombre, Raennor.
Esta es nuestra historia; de ello doy fe
Farael Ok-Sum
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